viernes, 13 de febrero de 2009

EL PSICOANALISIS COMO CIENCIA

POR: SARA ARAMBURO Y PAMELA LONDOÑO
Después de haber revisado los textos de Sánchez y García de la Hoz se hace evidente una polémica en relación al psicoanálisis como ciencia, en la que nosotras como estudiantes de psicología del enfoque psicoanalítico consideramos pertinente tomar una posición al respecto. En este ensayo nos proponemos a argumentar que el psicoanálisis sí es ciencia, pero no una ciencia reductible a una metodología matemática, lógica y cuantificable donde lo importante es lo observable, excluyendo “al hombre mismo, su imprevisibilidad, su singularidad, su ideografía y su sentido personal” (Sánchez).

Se plantea que el psicoanálisis sí es una ciencia tomando la definición de Anzil (2004) en la que afirma que ciencia es el proceso mediante el cual se adquiere y se organiza el conocimiento. En este sentido se puede ver que a través de los años el psicoanálisis ha trabajado por la generación de conocimientos acerca del hombre, tanto en investigaciones como en el campo clínico. Aspecto que Wallerstein (1993) citado por Jiménez (s.f) apoya, planteando que uno de los aspectos que avala al psicoanálisis como ciencia es la investigación que se hace.

Con respecto a qué tipo de ciencia es el psicoanálisis, se podría afirmar, que es una ciencia histórico-hermenéutica más no una ciencia empírico-experimental, que es lo que pretende el modelo actual de ciencia. Sustentando lo anterior, Gibson (1982, citado por Sánchez, Sánchez y Sánchez, 2005) plantea que “ser historiador quiere decir, sencillamente, que uno se interesa por lo que sucedió en el pasado” (Sánchez, Sánchez y Sánchez, 2005) y en este sentido se podaría tomar al psicoanalista como un historiador, ya que trata de encontrar en el pasado “ el mayor número de pistas, para, con el máximo rigor ético y científico posibles, intentar dar una explicación” (Sánchez, Sánchez y Sánchez, 2005) a los diferentes fenómenos. De acuerdo a lo anterior, sería posible plantear el psicoanálisis como una ciencia histórica. Sin embargo, no puede ser solo considerada una ciencia histórica, ya que supera este aspecto interpretando las palabras y los actos expresados por un sujeto. En este sentido, el psicoanálisis es también una ciencia hermenéutica donde las causas de un fenómeno determinado, son específicas y están ligadas a la historia del sujeto (Sánchez, Sánchez y Sánchez, 2005) sin necesariamente ser universales y validas para todos.

Ricoeur, por su parte, “Definió el psicoanálisis como una disciplina hermenéutica, en la cual lo fundamental es la labor de interpretar textos, en este caso, verbales (García de la Hoz,2000,p. 245).

En los textos de Sánchez (2003) “Diferencias entre la Ciencia y la Ideología” y de García de la Hoz (2000) “la Visión Hermenéutica del Psicoanálisis” se abre la polémica en relación al psicoanálisis como ciencia, donde diferentes autores plantean y argumentan su posición al respecto.

Seoane (1980) propone que el objetivismo o el subjetivismo radical dificultan la tarea del científico, ante esto se propone que si bien no hay que ser radical y centrarse solo en un aspecto, en este caso lo subjetivo, tampoco se puede caer en el error en el que ha caído la psicología postwundiana al dejarse regir por los parámetros de otras disciplinas (Sánchez, 2003), sumiéndose a una ciencia demostrable y generalizable que se olvida de lo particular del ser humano y se centra en su comportamiento, con el fin de enmarcarse dentro del modelo de ciencia empírico-analítica.

Por otra parte, pensando en aquellas psicologías que pretenden ser totalmente empírico-analíticas, Dor (1999 citado por Sánchez) afirma que se puede llegar a generar un verdadero conocimiento científico de los hechos humanos, pero este conocimiento no sería conocimiento del individuo como tal, ya que si deseáramos un autentico conocimiento de lo individual, este conocimiento no podría ser puramente científico. Es decir que el conocimiento centrado puramente en la conducta humana, deja por fuera la causa y el significado de estos comportamientos. En este sentido, consideramos que ninguna psicología debería ser totalmente fiel a un modelo empírico-analítico ya que estas se ocupan en gran medida de los hechos que se obtienen por observación directa de la conducta.

Se tiende a pensar que por no poder cumplir con ciertos requisitos, el psicoanálisis no podría ser considerado como ciencia, sin embargo, nos adscribimos a la postura de Otero López (2000, citado por Sánchez) que plantea que no debe ser la metodología la que determine el problema a investigar, sino que por el contrario es la metodología la que debe ser adaptada al problema. En el caso particular del psicoanálisis siendo su objeto todo aquello que se derive del inconsciente, no puede verse delimitado por una metodología y por una ciencia que exija evidenciar y generalizar, ya que si bien se puede afirmar que el inconsciente hace parte de todas las personas, sus manifestaciones son totalmente subjetivas y en este sentido, diferentes en cada persona.
George Klein en oposición a la idea del psicoanálisis como ciencia, propone que éste es una disciplina y afirma que constructos teóricos como el ello, el yo y el super yo, no deben ser aludidos debido a su carácter de “entidades internas” difícilmente comprobables. En su lugar, plantea esquemas subyacentes al funcionamiento psicológico que a nuestro criterio, resultan igualmente subjetivos y difícilmente comprobables.

Es así como, Klein y Schafer en su afán por las críticas, plantearon un lenguaje en términos de la acción, que pretendía transformar el psicoanálisis en una actividad sin ninguna fundamentación conceptual (Sánchez, Sánchez, Sánchez, 2005).Todo esto en un intento por dotar al psicoanálisis de un carácter científico.

Las discusiones sobre el psicoanálisis en relación a su epistemología y, en especial, a su carácter científico se han mantenido durante varios años. Debido a esta controversia, varios autores a través de la historia han hecho un intento fallido por convertir al psicoanálisis en una ciencia empírica. Bridgman, Madison, Rapaport, Gear, Liendo, entre otros, intentaron encajar la teoría psicoanalítica en un marco empirista (Sánchez, Sánchez, Sánchez, 2005), sin embargo sus intentos no prosperaron debido a las limitaciones que supone el modelo empírico y en contraposición con eso, a la naturaleza misma del psicoanálisis.

Es fundamental comprender que el psicoanálisis trabaja con derivados del inconsciente tratando de encontrar significados validos para el sujeto, de sus actos o fenómenos psíquicos (Sánchez, Sánchez, Sánchez, 2005). En esta medida, le resultará imposible ir acorde con un modelo de ciencia que pretenda obligarlo a dar cuenta de fenómenos, que si bien existen, no son empíricamente comprobables ni generalizables.

Por todo lo anterior, podríamos decir que el psicoanálisis está epistemológicamente fundamentado en el campo histórico-hermenéutico, y no por esto se trata de un falso conocimiento o de un conocimiento no científico. El Hecho de no pertenecer a una ciencia empírico-experimental, no lo hace menos valioso que el resto de las ciencias que a este campo pertenecen, simplemente lo hace una ciencia hermenéutica que comprende aspectos diferentes a los propios de la experimentación y demostración.

Consideramos además, que discusiones sobre el carácter científico del psicoanálisis de beben principalmente a una concepción limitada de ciencia.


Referencias
Anzil. F. (2004). Definición de ciencia. Recuperado 10, Febrero, 2009, de http://www.econlink.com.ar/definicion/ciencia.shtml
Jimenez, J. (s.f). Validez y validación del método psicoanalítico. Alegato sobre la necesidad del pluralismo metodológico y pragmático en psicoanálisis, Aperturas psicoanalíticas, 018. Recuperado el 10, febrero, 2009, de: http://www.aperturas.org/articulos.php?id=0000309&a=Validez-y-validacion-del-metodo-psicoanalitico-Alegato-sobre-la-necesidad-del-pluralismo-metodologico-y-pragmatico-en-psicoanalisis-Alegato-sobre-la-necesidad-de-pluralismo-metodologico-y-pragmatico-en-psicoanalisis
Sánchez-Barranco, A., Sánchez-Barranco Vallejo, P. y Sánchez-Barranco ,F. (2005) El Psicoanálisis ¿Qué tipo de ciencia es? Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 25, 4243-4261. Recuperado el 10, febrero, 2009, de: http://scielo.isciii.es/pdf/neuropsiq/n96/v25n4a06.pdf
Sánchez, T. (2003). Psicologia y psicoanálisis: ¿Convergencia o confrontacion historica? en Psicoanálisis y psicología convergencia o confrontación (pp. 29-36, 48-55). Madrid: Biblioteca Nueva.
García De La Hoz, A. (2000). La visión hermenéutica del Psicoanálisis en Teoría psicoanalítica (pp. 241-254). Madrid: Biblioteca Nueva.

jueves, 16 de octubre de 2008

RELACIÓN ENTRE CULTURA Y EDUCACIÓN. Por: Sara Aramburo

Con base en los planteamientos de Bruner, en su texto “La Educación como Invento Social” se puede inferir que la relación que existe entre educación y cultura es una relación unidireccional, donde la educación está al servicio de la cultura, modificándose constantemente de acuerdo a los cambios evolutivos y transmitiendo los conocimientos y habilidades que la sociedad requiere.

Sustentando el planeamiento anterior, Bruner argumenta que debido al instrumentalismo evolutivo y a los continuos cambios de la sociedad “ la cultura necesita recurrir a la educación formal como instrumento para consolidar las habilidades”(pp.138), ya que “a medida que nuestra tecnología se vuelve cada vez más compleja, tanto en la maquinaria como en la organización humana, el papel de la escuela se va haciendo más vital para la sociedad, no solo como agente de socialización, sino también como transmisora de habilidades básicas”(pp.141). La educación debe tener en cuenta “cualquier innovación en materia de herramientas o de su empleo” (pp.138) y encargarse de su difusión en pro de la evolución. Por lo tanto, la cultura necesita de la educación como transmisora de la misma, ya que ésta le permite la difusión de la información y apoya en la capacitación de los sujetos que están inmersos en la cultura.

Así mismo, se caracteriza esta como una relación unidireccional por la constante modificación que la cultura le demanda a la educación, ya que “la velocidad del cambio de la sociedad en que vivimos nos obliga a redefinir de qué forma habremos de educar a la nueva generación” (pp.136). De este modo, la educación se ve influida por los constantes cambios culturales que le exigen tener que rediseñar tanto la metodología como los fines de la educación, con respecto a las nuevas habilidades que requiere la evolución de la sociedad.

La educación y la cultura están estrechamente relacionadas y se podría decir que son inseparables debido a que la cultura necesita de la educación y a su vez la educación está sujeta a la cultura y su labor gira en torno a ella, en pro de su transmisión y apuntando a satisfacer sus requerimientos.

· Bruner, J. (2000) Cap. VI. La educación como invento social. En: La Educación, Puerta de la Cultura. España: Visor.

RELACIÓN ENTRE PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN.Por Sara Aramburo

La relación entre educación y psicología se podría plantear como una relación unidireccional, donde la psicología le aporta a la educación conocimientos sobre el desarrollo de las personas y sus procesos de aprendizaje y a su vez ayuda a llevar a cabo los objetivos de la educación, diseñando estrategias para el aprendizaje desde su conocimiento.

Desarrollando el planteamiento anterior se puede argumentar que la psicología se ha encargado del estudio del ser humano en todas sus dimensiones, profundizando en temas como su desarrollo y su proceso de aprendizaje, entre otros aspectos. Aportándole a la educación, desde sus diferentes teorías, conocimientos sobre como aprende el ser humano, qué variables influyen en ese proceso de aprendizaje y según su etapa de desarrollo qué está en capacidad de aprender. Sabiendo esto, la educación puede reformular su manera de enseñar y promover el conocimiento, aplicando estrategias propuestas por la psicología, teniendo en cuenta sus aportes e investigaciones.

La psicología enfocada en la educación debe preocuparse por el sujeto que aprende y su proceso de aprendizaje. Teniendo como objetivo generar nuevas estrategias de aprendizaje que sirvan para la optimización del proceso educativo. (Barca, 1998)

Bibliografía
Barca, A. (1998). Relaciones y aportaciones de la psicología a la educación. Recuperado el 3 de Septiembre de 2008, de http://papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=792

Bruner, J. (2000) Cap. VI. La educación como invento social. En: La Educación, Puerta de la Cultura. España: Visor.

RESEÑA DEL TEXTO: “ENSEÑAR A ESCRIBIR EN TODAS LAS MATERIAS: CÓMO HACERLO EN LA UNIVERSIDAD.

Autor: Paula Carlino
Año de publicación: 2002
Descargado de: http://www.educ.ar/educar/kbee:/educar/content/portal-content/taxonomia-recursos/recurso/3f56282f-1603-461a-9a8b-19f450b1759f.recurso/3ae569c6-05f8-4518-938f-e6e925094c47/ense%F1ar_a_escribir_en_la_universidad.pdf

En este artículo, la autora describe tres modalidades implementadas por universidades canadienses y norte americanas que apuntan hacia la mejoría de la escritura en los estudiantes universitarios, asumiendo ya, que existen una serie de dificultades previamente identificadas y descritas en numerosos artículos.

Resalta que para poder cambiar en los estudiantes la idea que se tiene de escritura y lograr introducir una concepción de escritura como proceso de reescritura, se hace necesario cambiar la metodología comúnmente usada en clases, donde la escritura es usada como un mecanismo de evaluación en el que el estudiante escribe un texto, lo entrega y el profesor lo califica. La autora propone que debe existir un proceso de retroalimentación después de que el estudiante haya entregado su texto, en el que se le devuelve el texto con algunas sugerencias y comentarios para que este trabaje nuevamente sobre él y pueda reescribirlo.

Las tres modalidades que se describen, para ayudar al estudiante “a pensar y escribir simultáneamente” son: los tutores de escritura, que son estudiantes de la universidad seleccionados y capacitados para apoyar a otros en el desarrollo de estrategias que les faciliten el proceso de escritura; los compañeros de escritura en las materias, quienes cumplen una función muy parecida a la de los tutores, pero con la diferencia de que estos asisten a las clases y apoyan durante la clase; y por último, las materias de escritura intensiva que son asignaturas que han incluido un componente redaccional y tienen unas características que se describen específicamente en el texto.

La autora concibe la escritura como un proceso, en el que hay que escribir y reescribir y por medio de este articulo da algunas ideas que se pueden implementar en otras universidades para mejorar la escritura en los estudiantes. En el caso particular de la Javeriana Cali, pienso que se ha dado un gran paso abriendo el centro de escritura, sin embargo, se pueden tener en cuenta las recomendaciones que hace la autora cuando propone cambiar la metodología que usan actualmente la mayoría de los profesores por otra que favorezca la asimilación de un proceso de escritura por parte de los estudiantes.

Criterios tenidos en cuenta para la selección del artículo:

Seleccioné este artículo principalmente por el título (“Enseñar a escribir en todas las materias: cómo hacerlo en la Universidad”) ya que este es el reto que se me presenta actualmente con las tutorías que voy a hacer. Me sentiría muy segura si la persona que llegara fuera de psicología, pero me asusta pensar que puede ser alguien que venga con un tema que yo no conozco. Este artículo me ayudó a ver qué independientemente de la carrera, las bases para escribir y el proceso que se debe seguir es el mismo.

jueves, 28 de agosto de 2008

MI PROCESO DE ESCRITURA

En este ensayo, haré una breve descripción de mi proceso de escritura, haciendo énfasis en su evolución, y destacando aspectos como las estrategias utilizadas y el proceso que sigo para la producción de un texto. Igualmente resaltare mis dificultades en torno al proceso y finalizaré comentando cual es mi objetivo.

Para comenzar, me parece de vital importancia hacer un pequeño preámbulo en referencia al proceso de escritura ideal, ya que muchas personas ignoran la existencia de este, consideran el escribir como una acción de un solo paso, sin saber que este arduo proceso tiene un antes, un durante y un después.

Para la realización de un buen texto se recomienda seguir algunos pasos, donde en el primer paso debemos preguntarnos qué es lo que queremos escribir, en que nos queremos centrar, quien va a leer lo que escribimos y cuál es la información que necesito y debo buscar para la realización de mi texto. El segundo paso nos habla de la generación de ideas, que haría referencia a un proceso más espontaneo, donde se pueden usar estrategias como la lluvia de ideas y la escritura automática, para tener una idea de lo que se quiere expresar del tema. El tercer paso se centra en la organización, en este se toma la información que se tiene y se trata de ordenarla en forma lógica y coherente, buscando darle una estructura al futuro texto. Aquí es muy útil hacer mapas conceptuales o esquemas jerárquicos para crear la secuencia con la que se pretende realizar el texto. El cuarto paso, es el que en general se conoce como único paso de la escritura y hace referencia a la textualización, donde le damos forma a las ideas, las desarrollamos y expresamos todo lo que hemos estado planeando anteriormente. En este paso, es importante no perder de vista los objetivos ya establecidos en los pasos anteriores y aunque durante este paso es común que surjan mas ideas de las que ya estaban planeadas, el hecho de tener una estructura ya establecida nos da seguridad y fluidez en el momento de escribir el texto. Pero este no es el último paso, porque aunque el texto parezca estar listo, no lo está. Y es aquí donde pecamos con frecuencia, olvidándonos de los dos últimos pasos, el de evaluación y diagnosticación y el de operación de cambios, donde debemos hacemos un análisis exhaustivo del texto que hemos escrito, leyéndolo una y otra vez en busca de errores, no solo gramaticales u ortográficos sino también estructurales y de forma, buscando que el texto sea claro, que exprese lo que queremos decir, y poniéndonos también en los zapatos del lector preguntándonos si este entenderá lo que yo le quiero decir.

Como bien se sabe, el escribir no es tarea fácil, ya que implica transformar un mundo de ideas y pensamientos que vuelan en nuestra mente, en palabras claras y frases estructuradas y coherentes. Escribir eso como desenredar ese nudo que hay en nuestra cabeza y expresarlo de manera tal que otro lo pueda entender. Por eso, el concebirlo como un proceso y seguir sus pasos nos puede ayudar mucho a des enredar el nudo para finalmente tener un buen texto.

Personalmente me encanta escribir, veo en esto la posibilidad de plasmar mis ideas y no dejarlas que vuelen hasta que desaparezcan, veo la posibilidad de expresarme e incluso entender y darle forma a lo que pienso. Desde la psicología se piensa que el escribir nos permite entendernos a nosotros mismos y comprender cosas de nuestro mundo interior que a veces desconocemos.

Desde pequeña empecé a escribir, pero mis escritos parecían más bien una lluvia de ideas, pareciera que hubiera plasmado mi mente en un papel sin darle siquiera un orden, eran letras mezcladas con dibujos que expresaban algo que solo yo en ese momento entendía. Poco a poco fui dándole forma, empecé a escribir historias, cuentos que me inventaba, donde existía una secuencia y una estructura. Y así fui avanzando por la vida, escribiendo cuentos, y haciendo unos cuantos resúmenes que me pedían en el colegio; hasta que crecí y mi vida campante y tranquila se acabo. Los profesores me empezaron a solicitar textos centrados y estructurados, donde me daban un tema y yo con eso debía producir algo. Para entonces ya estaba mucho mas aterrizada y sin saber nada del proceso ideal, cree mi propio proceso, que tiempo después (recientemente) me di cuenta que estaba bastante relacionado con el proceso ideal. Para este proceso, después de tener claro el tema, me dedicaba a investigar, a ver que se había escrito sobre lo que yo iba a escribir y cuando tenía todo en mi cabeza, cogía una hoja y escribía todo lo que quería escribir, sin importar el orden, lo que importaba era que no se me fuera a olvidar nada de lo que quería desarrollar en el texto. Luego, tomaba idea por idea y le iba dando un orden haciendo asteriscos y poniendo números al lado de las oraciones. Una vez tenía mi esquema claro me disponía a escribir, desarrollando una por una de las ideas hasta que el texto dijera lo que yo pretendía. Era muy común que mientras estaba escribiendo me surgieran bastantes ideas y lo que yo hacía y hago actualmente es escribirlas al lado para que no se me olviden y buscar el momento adecuado dentro del texto para expresarlas.

Ese fue mi proceso de escritura durante mucho tiempo, basándome en eso escribí todos los textos que me pidieron el colegio y algunas ponencias que expuse en foros realizados en mi colegio y en escuelas de padres, también escribí para el periódico muy poco leído de mi colegio y basándome en este proceso realice todos los escritos que me pidieron en la universidad hasta hace muy poco. En realidad mi proceso cambió desde que tome esta clase y conocí el proceso que se debe seguir para escribir textos. Pienso que este proceso es algo que debería conocer todo el mundo, algo que debería enseñarse en el colegio y en lo que los profesores deberían hacer énfasis. Creo que si la gente conociera este proceso no tendría tantas dificultades en la escritura y la verían como algo más ameno, como una oportunidad de expresarse, de plasmar sus ideas y comunicar lo que quieren. Yo particularmente, desde que conocí este proceso no me puedo separar de él. Sin embargo, por el hecho de ser un ser humano en pleno proceso de aprendizaje, no puedo decir que ahora soy una excelente escritora, ni que sigo concienzudamente paso a paso el proceso de escritura ideal. De hecho puedo decir que tengo varios errores y que mis errores radican en no seguir con dedicación los dos últimos pasos, no hacer una revisión minuciosa del texto y en ocasiones enamorarme de lo que escribo y no querer cambiarlo ni oír sugerencias. Otro error frecuente ocurre cuando me enfrento a escritos muy difíciles, donde me frustro fácilmente y trato de encontrar finales rápidos cuando aun no es tiempo de finalizar, y como es de suponer, esto afecta significativamente el texto final.

El tener conocimiento sobre el proceso ideal que se debe realizar ha mejorado mi forma de escribir, y creo que poco a poco mejorare mis errores ya reconocidos y los que encontrare en el camino, para lograr mi sueño de algún día escribir en revistas reconocidas en el mundo de la psicología y finalmente producir mi propio libro.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Reflexión sobre el articulo “El proceso de escritura académica: Cuatro dificultades de la enseñanza universitaria”, de Carlino (2004).


El texto se centra en el análisis de las dificultades principales que tienen los universitarios en el proceso de escritura o de producción de un texto. Propone cuatro dificultades fundamentales y más comunes, que desarrolla a lo largo del artículo. Estas son:
1. La dificultad para escribir teniendo en cuenta la perspectiva del lector
2. El desaprovechamiento del potencial epistémico de la escritura.
3. La propensión a revisar los textos solo en forma lineal y centrándose en aspectos locales y poco sustantivos.
4. La dilación o postergación del momento de empezar a escribir.

En cuanto al primer punto se propone que los estudiantes hacen uso de una “prosa basada en el autor” donde se presentan las ideas tal como se le fueron ocurriendo al autor, y no existe un proceso donde se piense en qué es lo que se le quiere comunicar al lector teniendo en cuenta un propósito.

En el segundo punto, se hace énfasis en un error, que a mi opinión es bastante común. Aquí se comenta que el estudiante generalmente hace un texto, y ese mismo texto es el que considera el texto final, sin hacerle cambios y sin pasarlo por un proceso de análisis donde se transforme el conocimiento principal para luego producir un texto adecuado. Este punto es bastante similar al tercer punto, ya que radica en el mismo problema, en la construcción de un único texto por parte del estudiante y que solo se corrige superficialmente para cambiar aspectos como la ortografía, la puntuación o algunos sinónimos, de ser el caso.

Por último, el cuarto punto se centra más bien en un problema de manejo de tiempo, ya que el error va orientado hacia el poco tiempo que dedican los estudiantes en la escritura de su texto y a la constante postergación de este hecho. El estudiante dedica bastante tiempo a la investigación y lectura, acumulando conocimientos sin plasmar nada en el papel, y en el momento de empezar a escribir, disponen de tan poco tiempo y de tanta confusión de ideas y pensamientos que terminan basando su producción en notas textuales de diferentes autores.

Personalmente veo esos como unos de los errores más frecuentes, sin embargo, los más graves me parecen los discutidos en los puntos dos y tres, donde se puede observar que en general los estudiantes no hace un proceso de escritura, sino que simplemente escriben, y cuando terminan su primer texto creen que ya está listo para entregar, sin hacer una revisión minuciosa ni un análisis de que es lo que le pueden mejorar. Pero al igual que la autora pienso que la responsabilidad de que se sigan cometiendo estos errores no cae solo sobre los estudiantes, sino también sobre la enseñanza universitaria, que no hace énfasis en el proceso de elaboración que debe tener un buen escrito. Pienso que los estudiantes van a la universidad para aprender y para formarse, pero si en estos centros de educación formal no se les da la información necesaria para su óptimo desarrollo nunca van a aprender este tipo de cosas que no son obvias para nadie.

En relación a lo visto en el curso, es posible observar que la mayoría de los errores se centran en la falta de planeación que debe hacerse en las tres primeras etapas del proceso de escritura. Es evidente que los estudiantes se saltan todo este largo proceso para pasar rápidamente a la cuarta etapa, la de la textualización, y siendo peor aún, se quedan solo en esa etapa, omitiendo las dos posteriores, la de evaluar y diagnosticar, y la de operar los cambios. Es decir, el estudiante en general no planea, no establece un propósito, no organiza las ideas del texto antes de desarrollarlo, sino que simplemente se lanza a la ardua tarea de escribir y al finalizar pasa por encima del texto haciendo una especie de arreglos estéticos superficiales que no son de gran aporte.

Considero que escribir no es tarea fácil, requiere de tiempo, dedicación y esfuerzo; pero también pienso que muchos de los errores que se cometen frecuentemente radican en la falta de conocimiento del proceso que se debe seguir en la elaboración de un buen texto.